miércoles, 11 de marzo de 2009

Conversación de cola

En una de esas interminables colas para pagar algo
que se mueven como el lodo, cuando se va secando
la mujer delante mío gesticulaba quejas buscándonos conversación.
y se la di, o bien se la dio ella conmigo.
y pasamos el rato.
comenzamos hablando de pormenores bancarios
de rigurosas prácticas argentas
y recién después como es costumbre
nos presentamos, en un ejercicio obligado de buscarnos coincidencias
lazos casuales, familiares
quizás comprábamos sánguches en el mismo local.
y nos fue dado, y nos fue dado jugoso:
conocía a una amiga de una amiga mía
y soltamos rienda
repasamos vida y cotidianeidad de esos dos eslabones,
hasta que nos fuimos por las ramas
y me contó de una amiga de esa amiga de su amiga
una mina sin destino, perdida, una mina rarísima
que nunca sabés si es o se hace, ¿viste esa gente que nunca sabés?
no ubico de quién puede estar hablando, porque si es amiga de mi amiga,
debe ser amiga mía también
entonces ella sigue dándome pistas para que podamos conversar
creo que quiere dilucidar eso que a su amiga, amiga de mi amiga,
la tiene en las tinieblas de la duda
una mina que se recibió de no sabemos qué, porque no ejerce
una mina que no tiene novio, pero siempre anda en bardos con tipos
una mina iracunda a veces, pero que esa amiga suya una vez la vio en una cena
y en toda la noche no pudo saber
que esa mina de voz bajita era La Iracunda de las anécdotas
Y se quería morir, porque imaginate, tantas historias sobre la mina, que se pelea con todo el mundo, y que no le dura una sola pareja, y la familia medio rara, también, peleada con el hermaaano, creo, algo así. Y habían estado charlando, ¡y le pareció re dulce!... Bueno, si te fijás hoy en día la gente se repríme tanto (ella acentuó la i al decirlo) ¡que no podés saber si es un asesino el kioskero!
me reí
y mi sangre coagulada dio un salto como de escombros
se cae de maduro,
esa mina soy yo

No hay comentarios: