lunes, 9 de marzo de 2009

1.
arder arder arder
como ardo cuando estoy en tus asuntos
cuando se ocupa de mí tu desperdicio
que la vida sea la hoguera donde quemo sin reservas la carne
la mente el pelo las arrugas
que esto sea vivir, ardida ardiendo
dibujando en las paredes y en las calles siglas de tu nombre
del nombre que me das
nombre que tuve siempre
y vos pronunciaste
y vibró en mí cuando me prendí fuego

2.
que no existe el insomnio porque no existe el sueño
y no existe el caos porque no existe el orden
y no existe el día porque es todo la noche
con rostro de perla y piel de río
la noche que nos contiene, mi amor, que nos pare
y nos entierra

que no existe hacer de nada más que lo que somos
puros, entregados, abiertos, desnudos
uno de uno, uno del otro, y viceversa
y viceversa del viceversa

3.
estoy escuchando una canción que podría nombrarnos
mas sé que no lo hará, aunque nos diga las palabras con que nos llamó
siempre la ley, la duda, el miedo, la búsqueda errónea de la calma equivocada

no tengo esa canción como señal
no tengo señal ninguna
más que este fuego, este estar viva vivísima
esperando de vos, nada

querido, que viniste a tu camino y se tocó con el mío
no me lo esquives antes de la muerte

4.
dedicación de méritos:
quien hizo esta alquimia mágica de la combustión en que me cierno
no tuve que preguntarle a mi voluntad, conocía tu rostro desde antes
quien hace las esperas –maldito seas-
quien nos dibuja en una sábana en un lienzo del exacto color de la existencia

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