sábado, 3 de abril de 2010

Receta para qué

Cuando se sienta estallar, dispersarse, diversificarse; cuando se llene sin querer de frases hechas, cuando no sepa qué, cuando se sienta un fuego.
Cuando sienta perder la perspectiva:

corra hasta la balanza y apriete su gravedad contra ella
(es un plato cuadrado y blanco, y un visor digital, nada más)
abríguese en el diálogo numérico de la física tradicional
Mírese los dedos de los pies aplastados contra el suelo
Tome un cable y átese a la tierra
Tenga una conversación con la ley,
existe siempre al menos una ley, una norma, que reza la unión de sus átomos
y el ritmo natural y vacilante de su multiplicación

En las tardes más raras del mundo, cuando salvarse es una cuestión vital
penda de un hilo elástico y cuide el balanceo de sus movimientos

Seguramente caiga a cada momento
y a cada momento suba raudo hacia el cielo

Rellénese de mermelada barata y mándese al horno
estalle en las paredes
suelte humo negro,
Amíguese un poco con su mala calidad

Recuérdese la magia de las cosas simples, pero mágicas
como un poema de cadencia particular
como el vaivén de un abrazo
como el sonido de la noche, entre el susurro y la nada,
entre los montes oscuros y el arrullo del nido
entre los muertos andantes, y la luna de los ojos
azules y abiertos

Mire fijamente
la hierba que crece de la nada

tenga mucho cuidado
con la incomodidad
Bésele las manos a tan bella dama
piense en la señorita que le cobra las cervezas en el supermercado de a la vuelta

píntele algo
camine un poco
déjese estar en ese barro asqueroso
infle un globo de chicle con las malas ideas
que le mascullan en la cabeza
sin lugar a dudas

No diga miedo
Trate de no llorar
Y no tome decisiones

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