sábado, 10 de abril de 2010

Del más limpio canto que cantan los santos que aman vivir

Es un niño desnudo
sentado en el suelo
jugando
No tiene de malo
nada, de lo nada de malo
que tiene la nada. Escucha un leve ruido
: lo llama
un llamado que tiene
de malo la nada


Si llaman de allá
donde las canillas no se rompen
¿vas a estar, chico de la rasta y los ojos crispados
de la ferretería?
¿vas a estar, viejo danés llamado ole
con el abrazo de nube más grande del mundo?
Si voy donde las venas y el pelo no van
¿te veré rostro hermoso, rostro que tanto ha llorado,
cada día en la lisa sonrisa de un espejo cualquiera?
Allá donde no hay muelas ni ombligo y el sol no quema
¿vendrás conmigo dulce carne aterciopelada
que tan ciegamente he masacrado?
¿Podrá desdoblarse el maestro, y enseñarme allá
donde no se aprende nada, mientras se queda acá
haciendo todo mejor
como cuando estábamos todos?
Allá donde no hay nombres ¿se acordarán de la palabra
con que nombraba a la primera mujer
de diamante y vegetales?
¿podrá acaso responder si me asusto,
a mi sobresalto de hipo?
¿Quién será el que llama?
¿con qué argumentos me arrebata
el silencio de la noche
todos los tipos de ciclos
todos los ruidos del día?
¿con cuáles razones me convoca en otro sitio
en ningún sitio
para qué?
¿con qué amor tan sincero me querrá convencer
de que me vaya?
Allá donde no crecen los árboles ¿estará
este pájaro imberbe holgazán
que canta descarado en la ventana
mientras un niño levanta
la vista
quizás
responde?

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