I
La florida muerte de los pobres,
la sobriedad de los muertos ricos
II
El tenaz intento de olvidar
sublimado en altos muros que dividen la ciudad
de los sepulcros
III
Los santos de muchos credos
IV
¡La muerte que sigue sucediendo!
V
La similitud sugerente
en la estética de las tumbas
y las vidrieras
VI
La rara cosa que es la muerte de un niño
VII
Un pozo rectangular hecho en el barro
donde cabe cómodo mi cuerpo
¿o dónde quepo justo yo?
VIII
Las huellas junto a la tierra revuelta (en las tumbas de las flores frescas)
¿Serán las huellas de los que fueron derecho a casa
y ya entran llorando al túnel del olvido?
IX
Los hedores de la carne,
la desfachatez de un hueso
X
La vida que sigue sucediendo
(pero el mejor silencio
susurra en los cementerios)
XI
La obstinada embriaguez de los amigos entrañables
que estampan telegráficas desmesuras en las placas funerarias
XII
La muerte bataclana que a todos seduce al final
XIII
la muerte ajena que nos duele
a todos por igual
la muerte propia
que a todos aterra más que a nadie
XIV
La muerte que no escapa ni a las deudas.
Las miniaturas del amor.
Los poetas
haciendo como que entienden
XV
esa cosa sin nombre
la muerte del hijo
XVI
El amor aturdido
por el cachetazo del despojo,
El negligente rechazo a las partidas
¿Por qué nadie dice jamás
Me encantan las despedidas?
1 comentario:
Increíble. Hermoso.
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